Existen miles de situaciones en las cuales las escaleras son un verdadero problema para las personas discapacitadas, en silla de rueda, para la madre o el padre quien debe empujar una silleta con capazo, para el transportista o la persona mayor quien debe tirar un carrito. En cada uno de esos casos, cuando tocamos la idea de subir las escaleras, actuamos de dos maneras distintas: “Necesito ayuda, no voy a poder…” o “¡Venga ánimo, qué tú puedes!”

Realmente se han desarrollado soluciones para solventar esas situaciones, pero requiere acoplar un sistema complejo motorizado con baterías para poder subir escaleras. ¡Es mucha inversión! Hoy en día, la normativa obliga a poner rampas donde se necesite, los ascensores esquivan claramente el problema. ¿Qué pasaría si surge un imprevisto? ¿Nos quedamos bloqueados? No, nos apoyaremos entre todos para ayudar a su prójimo…

La rueda es la conexión entre el vehículo y el suelo. Hacer que sea el enlace perfecto entre ambas partes con el fin de atravesar cualquier obstáculo y avanzar sobre cualquier terreno.

Desde que empecé a emprender algo sobre la gestión de los residuos domésticos en mi ciudad, han pasado 10 años y el único cambio ha sido ampliar en tan pocos sitios el número de contenedor para reciclar la ropa. La cuestión de los residuos sólidos urbanos (RSU) es uno de los problemas más importante de nuestra sociedad y parece que pocas personas desean verlo evolucionar. ¿Porqué?

Respecto a la gestión doméstica de los RSU, la mayoría de las personas consideran que carecen de tiempo y de espacio para ocuparse de ellos, que la cantidad y la variedad de los residuos es objeto de un trabajo aborrecedor, que los olores y la higiene de las basuras dejan de desear. La gestión actual evoluciona hacia más obligaciones que el ciudadano y las empresas asumirán cada vez con más dificultad...

Poder gestionar sus propios residuos de la forma más eficiente posible para convertirlos en recursos con el fin de reducir nuestra huella sobre el medio ambiente.